Hexagrama 50
Uno de los nombres del hexagrama 50 es el sacrificio.
Se nos pide un sacrificio. Aquí, inmediatamente, nuestra comprensión moderna nos lleva a entender esto como pérdida, algo que implica algún tipo de sufrimiento, de dolor. En nuestra comprensión cotidiana el sacrificio es algo que preferimos evitar. En todo caso, a veces practicamos una religiosidad teñida de pensamiento mágico y capitalismo que nos lleva a pensar que a mayor sacrificio, es decir, a mayor sufrimiento, mayor recompensa. Así, quizás en pos de esta recompensa, podemos aceptar el hecho de sacrificar algo. Sin embargo, la evidencia empírica de la vida nos confronta una y otra vez con el hecho de que el sufrimiento no es una moneda de cambio, y que nada garantiza que recibamos compensación alguna por el dolor acumulado.
Ponernos en contacto con otros significados nos permite salir del laberinto conceptual. El encuentro con lo diferente, eje central que propongo para trabajar en el taller de I Ching, nos permite este movimiento.
¿Qué concepto de sacrificio puede entenderse desde este hexagrama?
El nombre del hexagrama 50 es ding: la vasija sagrada. Es un recipiente enorme que sirve para contener alimentos y está hecho de bronce fundido. Se utilizaba en rituales en los que se compartían los alimentos entre las personas y con los espíritus. Así, un ding sirve para contener y para cocer alimentos: contiene y transforma.
La Vasija significa tanto la oportunidad para transformar como el espacio donde se puede hacer esta transformación.
Entonces, lo que podemos encontrar en este hexagrama es:
sacrificio
renovación
transformación
Viene del hexagrama 49, La Revolución: un cambio radical, un corte definitivo con el pasado. Entre ambos hexagramas se plantea el proceso de la transformación radical y la apertura a algo nuevo.
Sacrificar no significa perder aquello que valoramos, significa hacerlo sagrado. Así, el pasado se hace sagrado en este hexagrama, redimido por un valor más alto.
